Carlos Diurq, sacerdote pionero de la Comunicación

26 jun 2012

 Señor/a lector: tipifíquese un hombre recibido de Comunicador Social en Europa, que trabajó para radios de todo el país, para los canales televisivos más importantes, que recorrió el mundo con su profesión, con impensados logros pioneros a nivel comunicacional, que habla cuatro idiomas y que dio cátedra con honores en prestigiosas universidades nacionales. Bien, ahora le pregunto: ¿Imagina que está viviendo en una pieza diminuta en la periferia neuquina cumpliendo su voto de pobreza y ejerciendo el sacerdocio? ¿Cuesta creerlo? Esta es la vida de Carlos.

Nació en la ciudad porteña de Caballito, hace ya 80 años. Su verdadero apellido es Duhourq, pero simplificado por él,  es hace tiempo: Diurq. La comunicación lo apasionó desde adolescente. Por eso, incursionó en el teatro.

Cumplió los 18 e ingresó a un seminario jesuita y, posteriormente, fue consagrado.
Logró tener su primer espacio radial a mediados de los 60’. Su audición llevaba por nombre Ciudad Anónima. Tenía como  objetivo “hacer reportajes a gente que nadie reporteaba”, con claras tintas del Nuevo Periodismo. Logró hacer una de las primeras transmisiones con la Antártida y la Base Marambio. Finalmente, sufrió una de las peores cosas a la que se expone la profesión periodística: fue censurado por emitir su opinión en contra del aborto mediante un informe médico sobre las consecuencias de esta práctica quirúrgica.

A estudiar a Europa

Al año siguiente, se abrió la primera Licenciatura en Comunicación Social del mundo, lejos de aquí, en Bélgica. Allí fue Carlos. La idea era que recibido volviera a trabajar en la Universidad del Salvador (USAL), que había comenzado a construir su propio estudio televisivo. En la Universidad de Lovaina se recibió en dos años. Le tocó vivir de cerca los problemas de las universidades europeas, que desembocaron en el Mayo Francés. La casa de estudios, en donde él se encontraba, fue uno de los epicentros de las protestas que protagonizaron los estudiantes.

Allá, no solo se dedicó a estudiar, además se desempeñó como corresponsal extranjero para la publicación UBA Estudios, donde tuvo como compañero a Raúl Urtizberea.

El 69’ lo encontró nuevamente en Argentina. Fue contratado por Canal 9 de Bs As. (donde poseyó su propio programa periodístico), Canal 10 de Mar del Plata y Radio Municipal. Además, le tocó ejercer la docencia en la USAL y coordinar las actividades televisivas de la institución, que tenía como principal exponente a Bernardo Neustadt. Fue delegado en la Organización Latinoamericana de Radio y TV en Perú, Bolivia, Chile y México.

Alejamiento de la orden

En 1971, si bien participa, en Jerusalén, en el Curso Internacional de Comunicadores Latinoamericanos, Diurq vivió una gran inflexión en su vida. Tuvo una discusión en el director de la orden y de la universidad, como consecuencia presenta su renuncia tanto a los cargos que ocupaba como al sacerdocio.

Buscando un nuevo destino, fue contratado por el gobierno sanluiseño para realizar un estudio para implementar un sistema de televisión cultural. Por su desempeño, fue premiado con la función director del Canal de TV San Luis, donde preparó personal y estableció repetidoras. Le fueron encargas cátedras en la UNSL. También, conoció a su difunta mujer y formó una familia.

Paralelamente, realizó teleteatros educativos con el tema mal de chagas. Trabajó con escuelas y  teleclubes “franceses”. La UNESCO lo tomó como modelo de trabajo. Finalmente, quedó solo y se vio obligado a abandonarlo.



Nuevo peregrinaje

En el 76’, vive otra situación difícil. Simplemente, la describe así: “me dieron el olivo, quedé en pampa y la vía”. Así, junto a su familia, comenzó un peregrinaje cambiando de trabajo y de ciudades.

A pesar de la complicada situación, realizó la filmación del viaje de Juan Pablo II al país por el Conflicto de Beagle. Fue una producción hecha por TEMELCO y San Pablo, y Carlos fue el director del mediometraje “El Mensajero de la Paz”.

En 1984, fue reincorporado a la UNSL y a la UBA. También, le ofrecieron un cargo en la UNCO, el cual es aceptado y durante dos años viajó todas las semanas, desde Bs. As. a nuestra región. Aquí, es invitado por Andrés Dimitriu a organizar un centro de investigación de comunicación en Bariloche. Por cuestiones presupuestarias, quedaría trunco el proyecto.

Por su desempeño, las autoridades de la UNCO le ofrecieron hacerse cargo de un curso más extenso. Lo toma, lo que significó que en el 87’ desembarcara definitivamente en la zona.

Neuquén, Rio Negro y un nuevo dolor

Aquí, comenzó a trabajar haciendo los Especiales de RTN, como docente permanente, en la Dirección de Adultos y la implementación del educador de adultos a distancia. Para ello, organizó el sistema de video conferencia educativa, logrando hacer la primera con Chos Malal, en conjunto con la UNCO, Canal 7 y RTN.

El proyecto de una universidad a distancia quedó estancado bajo el rectorado de Ana Pechen, por problemas políticos que no permitieron sesionar al Consejo Superior. Hasta el día de hoy, Carlos se lamenta por “las cosas que se perdieron”.

El nuevo milenio lo encontró viviendo en General Roca, metido 100% en las actividades académicas de la universidad. En 2002, su historia se vuelve a partir en un antes y un después porque falleció su esposa.

Quedar viudo le hizo replantearse nuevamente su vida: “¿Qué hago? Estoy solo, vivo bien, no tengo nada y puedo vivir de mi jubilación. Mis posibilidades eran: o me dedico a ser un buen burgués y viajar por el mundo o me dedico a rever lo que he hecho, a ver si puedo dar frutos”.

La última versión de Carlos

Mientras se desenvolvía como Director de Departamento de la Carrera Comunicación Social y como encargado de Prensa, y trataba de impulsar la Facultad de Informática, sintió que, por su situación personal y las cuestiones políticas (cortocircuitos con la nueva rectora Teresa Vega), su carrera profesional había llegado a su fin. Comenzó a preparar el campo para su salida, que se haría efectiva en 2005.

Luego de pasear por Paraguay, consideró que como sacerdote todavía le quedaba mucho por dar. Por eso, comenzó a realizar los trámites para ver si podía ser nuevamente admitido. Las autoridades de la Iglesia dan el visto bueno y vuelve al rodaje en las actividades ministeriales.

Desde el 2007 hasta la actualidad, la imagen de Carlos Diurq es la misma. Vive en Valentina Sur “optando por los pobres”, en una pequeña pieza, al lado de la capilla María Madre de los Pobres, de la cual es párroco.

Como sacerdote, su principal compromiso es hacerles llegar el mensaje de la trascendencia a las personas.
Siendo fiel a Sumo Pontífice, siente que tiene diversas posiciones en las cuestiones que son opinables dentro de la Iglesia. Una de ellas es el celibato, puesto en cuestión por las fotografías tomadas a un obispo argentino, en una pileta junto a una mujer, en México. “Tengo la ventaja de que tengo conocimiento de causa en los dos campos” dice, y continúa formulando una visión de la vida. que sirve tanto a sacerdotes como cualquier persona, “El corazón humano de la persona no puede vivir sin un gran amor. No funciona si no está plenamente enamorado de alguien, sea humano o espiritual. Si empieza a vaciarse, por leyes de la física comienza a ocuparse con otra cosa. Mientras yo esté entusiasmado no hay lugar para otra cosa, si se empieza a enfriar la pasión, empiezo a mirar para otro lado. Aquello que me entusiasmó, tengo que seguirlo cultivando, porque si no cambio de intereses. Yo elijo un tipo de vida, acepto las consecuencias y dejo muchas otras cosas".
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